PREMIOS NOBEL EN MEDICINA 2007 a Mario Capecchi, Martin Evans, Oliver Smithies por su trabajo sobre células madres y manipulación genética en modelos animales.




                  UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ
                   FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD
                CARRERA DE LABORATORIO CLÍNICO

                   BIOQUÍMICA TEÓRICA Y PRÁCTICA
                                  PARALELO  “B”

                         Docente: Lic. Jorge Zambrano                                                                                          Integrantes:
Vélez Ávila Gemelith Leonela
Véliz Medranda Daryne Marcela
Vera López David Leonardo
Vera Vera María José
Vinces Arteaga Bryan Steeven

             Tema: Premios Nobel en Medicina 2007 a Mario Capecchi, Martin Evans, Oliver Smithies por su trabajo sobre células madres y manipulación genética en modelos animales.




                                                   Introducción
La medicina científica nace con la observación y la experimentación en animales. Desde las experiencias de William Harvey, que comparó el latido cardiaco en distintas especies, los datos obtenidos mediante experimentos en animales han sido tema permanente de interés científico. Los modelos animales de enfermedades humanas han sido utilizados desde hace muchos años en distintas áreas de la investigación, constituyendo uno de los pasos fundamentales en la biomedicina. Se requieren tanto para proyectos de investigación como en pruebas diagnósticas y terapéuticas y en los controles de productos farmacológicos. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) expresaba en su XI Reunión Interamericana de 1980: "los países que han logrado un gran avance en el control de las enfermedades humanas y animales son aquellos que han establecido entidades que se dedican al mejor desarrollo de la Ciencia de los Animales de Laboratorio". Este avance, sin embargo, debe ir asociado al cumplimiento de normas éticas. En esa línea, la Ciencia de los Animales de Laboratorio fue creada para ayudar a la comunidad científica a mejorar todos los aspectos concernientes a la experimentación animal.
Los experimentos con animales tienen su fundamento en el hecho de considerar a otras especies animales como modelos en miniatura de los problemas humanos. Se realizan experimentos con animales básicamente en tres campos: la docencia, la industria y la investigación.
En docencia, las prácticas con animales tienen como objetivo aprender ciertos procesos fisiológicos, características anatómicas o adquirir habilidades clínicas y quirúrgicas como forma de entrenamiento.
En la industria, la biotecnología animal ha experimentado un gran desarrollo en las últimas décadas con el uso de tecnologías reproductivas, la creación de organismos genéticamente modificados, la producción masiva de moléculas de interés y la prueba de productos de consumo para probar que no son dañinos.
En investigación, se han desarrollado modelos de animales para evaluar enfermedades genéticas humanas y producir drogas o vacunas, y como fuente donante de células y órganos, así como proteínas sanguíneas o anticuerpos.
En el presente artículo, junto con mostrar algunos apuntes sobre el estado de la ciencia, se presenta una reflexión sobre la controversia ética de la relativa aplicabilidad de los modelos animales para resolver problemas terapéuticos y de diagnóstico de enfermedades humanas, y la imposición del ser humano como especie para tratar a los animales como medios, no como fines.


















Objetivo general
Identificar información acerca de los Premios Nobel 2007 del área de Medicina y Fisiología y el trabajo presentado acerca de las células madres y manipulación genética de animales por los científicos Mario Capecchi, Oliver Smithies y Martin Evans.


Objetivos específicos
Investigar sobre los aportes que realizaron cada uno de estos científicos y su importancia en la medicina.
Indicar a partir de que observaciones surge el trabajo ya descrito y en qué se basaron para obtener estos resultados.
Establecer la importancia de estos descubrimientos y su aporte en el área de la biotecnología.
Aclarar la relación que lleva la bioquímica y la biotecnología en este experimento.













                                                     Marco teórico
La academia sueca ha galardonado al ítalo- estadounidense Mario Capecchi, y a los británicos Oliver Smithies y Sir Martin Evans con el Premio Nobel de medicina y fisiología del 2007 por sus trabajos sobres células madres y manipulación genética de los animales. Sus descubrimientos han permitido poner en marcha una tecnología de una importancia inmensa para manipular genes en modelos animales, según ha reconocido el jurado.
La técnica desarrollada por los científicos premiados forma parte de la rutina diaria de los laboratorios de investigación biomédica de todo el mundo.
Esta tecnología permite a los científicos crear ratones con mutaciones en cualquier gen que se desee y elegir tanto sobre qué gen se quiere actuar como de qué forma alterarlo. Su aplicación más común consiste en inactivar un gen concreto. La técnica ha sido crucial para estudiar las funciones de diferentes tipos de genes en ratones y crear modelos de enfermedades.
Hasta la fecha, se han manipulado con este método más de 10.000 genes de roedores, aproximadamente la mitad de los que componen su genoma. Estos tres investigadores sin coincidir en un mismo laboratorio pusieron en marcha esta esta tecnología con el fin de imitar modelos de enfermedades humanas en animales siendo así, cada uno de ellos aportó de la siguiente manera.

Nacido en Verona (Italia) en 1937, Mario Capecchi tuvo una infancia difícil.. El joven Capecchi tuvo que sobrevivir como pudo, durmiendo durante años en orfanatos o en plena calle.
Aquejado de una terrible desnutrición, tuvo que ser hospitalizado durante casi un año en la ciudad de Reggio Emelia, donde le encontró su madre después de meses de búsqueda. Tenía nueve años cuando decidieron emigrar a Estados Unidos, la tierra de su abuela.Allí se establecieron en una comuna, junto a otras familias. Aunque apenas hablaba inglés y nunca había ido a la escuela, Capecchi comenzó a dar clases. Gracias a uno de sus tíos, físico, empezó a interesarse por la ciencia.
Finalmente, se licenció en Física y Química en el Antioch Collegue (Estados Unidos) en 1961 para conseguir seis años más tarde su doctorado en Biofísica por la Universidad de Harvard. Su tesis fue dirigida por James D. Watson, uno de los científicos pioneros en la descripción de la estructura del ADN.
Comenzó su andadura profesional como profesor en esta última universidad estadounidense. Desde 1973 está ligado a la Universidad de Utah. Actualmente, trabaja como profesor emérito de Genética y Biología en este centro, además de dirigir un laboratorio de investigación en el Instituto Médico Howard Hughes.
Mundialmente distinguido por su contribución a la creación de una tecnología que permite la creación de ratones con mutaciones en cualquiera de sus genes, sus diferentes trabajos han sido reconocidos desde el principio de su carrera. En 1969 recibió el premio de la Sociedad Americana de Química y en 1971 fue distinguido como uno de los diez hombres jóvenes más destacados de América. Entre otros prestigiosos galardones, ha obtenido el Albert Lasker a la investigación básica médica, el Wolf de Medicina o la medalla nacional de la Ciencia.
Miembro de las Academias de la ciencia de Estados Unidos y Europa, también recibió en 2001 una distinción por parte de la clínica madrileña Jiménez Díaz por su contribución al desarrollo de la genética médica.Según publica la página web de su laboratorio, sus intereses en el campo de la investigación abarcan el análisis de la genética molecular en ratones, el desarrollo natural de los mamíferos y la creación de modelos animales para estudiar enfermedades humanas.
Martin Evans
El británico Martin J. Evans es considerado por muchos el arquitecto de la investigación en células madre. Fue nombrado Sir en 2003. Actualmente, Evans (Gloucestershire, 1941) es profesor de Genética de Mamíferos en la Universidad Cardiff (Reino Unido). El investigador se graduó en el Christ's College de Cambridge en 1963. Había decidido trabajar en el departamento de bioquímica o biología del desarrollo, pero un brote de mononucleosis le impidió presentarse a los exámenes. Entonces, aceptó una beca de ayudante de investigación en el University College de Londres. Allí se doctoró en Anatomía y Embriología en 1969. Durante aquellas primeras investigaciones, el científico se dio cuenta de que hacía falta un sistema experimental que permitiese estudiar el desarrollo de manera separada del embrión completo.
Evans identificó y aisló células madre embrionarias(capaces de transformarse en cualquier tipo de célula que forma el organismo adulto) de embriones tempranos. "Fui el primero en mantener estas células en cultivos bajo condiciones en las que su capacidad para diferenciarse se mantiene indefinidamente", relata Evans en la web de su laboratorio. Las células madre son una de las grandes esperanzas de la medicina regenerativa actual.
Inicialmente, realizó sus trabajos con células madre procedentes de un carcinoma de ratón, pero en 1981, de nuevo en la Universidad de Cambridge, consiguió aislar células madre de embriones de ratón sanos. El británico y su equipo se dieron cuenta de que las células podían emplearse para regenerar roedores fértiles, con mutaciones. Eran los primeros pasos de los nuevos ratones de laboratorio, que ahora le han valido el Nobel.
Al rememorar estos inicios, el investigador británico no se olvida de enumerar a su colaborador Matt Kaufman y a los estudiantes que contribuyeron a sus investigaciones. Cuando en 2001 recibió el Premio Lasker en investigación básica (el llamado Nobel americano), mostró una moneda de dos libras, con la leyenda "apoyado sobre los hombros de gigantes".
"Este lema es un recordatorio de que el progreso de la ciencia es una actividad tan cooperativa como individual. Yo me he basado en trabajos anteriores y estoy orgulloso de entrar en la categoría de aquellos que ayudarán a configurar el futuro al haber proporcionado una base para tanto desarrollo en el futuro".
Oliver Smithies
El profesor Smithies nació en 1925 en la localidad británica de Halifax. Su padre era un vendedor de seguros y su madre, profesora de una escuela técnica. De pequeño su sueño era ser inventor, como el personaje de un cómic que leía con frecuencia, y asegura que con su dedicación a la ciencia se ha acercado bastante.Estudió Medicina y Bioquímica en Oxford y en 1951 se trasladó a Estados Unidos a cursar estudios de postdoctorado en la Universidad de Wisconsin, donde contrajo matrimonio con otra investigadora, Louise Kitze. Entre 1953 y 1960 se trasladó a Canadá por problemas con su visado y allí trabajó en la Universidad de Toronto, en el Connaught Medical Research Laboratory.
De vuelta a Wisconsin ejerció como profesor de Genética y Medicina Genética hasta que en 1988 se trasladó a la Universidad de Chapel Hill, en Carolina del Norte, donde se centró en el estudio de la hipertensión y la diabetes. Entre los premios que jalonan su carrera destaca del Premio Wolf en Medicina en el año 2003 y el Premio Albert Lasker que recibió en 2001.
Hace cincuenta años Smithies inventó la electroforesis en gel de almidón, un descubrimiento que permite a los científicos separar las proteínas más fácilmente y que revolucionó la manera de trabajar de los genetistas. Unas décadas más tarde, sin embargo, dio el salto al campo de la biología molecular, que comenzaba a dar sus primeros pasos.
Es considerado el padre de la tecnología 'knockout', que ha permitido desactivar a elección de los científicos diversos genes en ratones y avanzar en el conocimiento de varias enfermedades humanas. En la actualidad, Smithies está centrado en el estudio de la hipertensión y otras enfermedades de la sangre.
Dicen de él que sólo tiene otra pasión además de la ciencia: los tres aeroplanos que posee. Desordenado con los papeles que suelen cubrir su mesa de trabajo pero extremadamente meticuloso con sus investigaciones, Smithies pensó que nunca le darían licencia para volar a causa de su daltonismo, pero aún así, a los 50 años, recién divorciado de su primera esposa, comenzó a dar clases para aprender a volar.
Sin embargo, no fueron sus problemas de visión los que le 'tumbaron' en el examen médico, sino su elevada tensión arterial y la prueba que demostraba que su corazón sufría un estrés excesivo durante el ejercicio.
Sin más que decir, la introducción de genes foráneos en el genoma de embriones de mamífero para crear animales transgénicos es uno de los adelantos más valiosos de las últimas dos décadas en el área de la biotecnología. Si bien el término transgénico fue aplicado originalmente al ratón, con el tiempo su uso se extendió para describir todo animal o planta en el cual haya sido transferido material genético exógeno. De esta manera, se puede crear un organismo que adquiere en forma definitiva una información genética que no le ha llegado por los canales naturales de la evolución. La expresión de los genes transferidos (transgenes) puede ser ahora analizada en el tejido apropiado y en el estadío preciso del desarrollo, abriéndose múltiples posibilidades en el campo de la genética básica y aplicada. Las técnicas de laboratorio que nos permiten obtener embriones (antes de su implantación) del tracto reproductivo de una hembra gestante, cultivarlos in vitro y re-implantarlos en otra hembra receptora existen desde la década de 1950. Estas técnicas constituyen la base sobre la cual se logró la manipulación genética de los embriones, como ser el desarrollo de quimeras, el trasplante de núcleos, la transgénesis, los cultivos de células embrionarias pluripotenciales (conocidas también como células madre totipotentes o células ES, del inglés embryonic stem cells) y la clonación.
Pero, ¿Por qué los ratones?
El potencial de los ratones para la manipulación genética ahora hace que se prefieran estos a las ratas y a otros roedores, tanto en las pruebas de seguridad como en la investigación fundamental. Los ratones genéticamente modificados (GM), transgénicos y knock-out, son ahora valiosas herramientas en la mayoría de los campos de la investigación médica.

El ratón representa un excelente modelo para la enfermedad humana, porque la organización de su DNA y la forma en la que se expresan sus genes son muy similares a las de los seres humanos. Sus sistemas reproductores y nerviosos son como los de los humanos y padecen muchas de las mismas enfermedades, como el cáncer, la diabetes e incluso la ansiedad. La manipulación de sus genes puede llevarlos a desarrollar otras enfermedades que naturalmente no les afectan y, como resultado, la investigación con ratones ha ayudado a comprender tanto la fisiología humana como las causas de la enfermedad.

Antes de la tecnología genética, los ratones se sometían a cría consanguínea para producir variedades de laboratorio con características particulares. Estas variedades consanguíneas eran genéticamente muy similares, lo que hace que resulten ideales para estudiar los cambios producidos por la modificación genética.
A continuación veremos aspectos generales muy importantes que se debieron tomar en cuenta para la realización del galardonado proyecto científico.
Obtención de embriones y superovulación
Hay varios factores a tener en cuenta antes de comenzar a trabajar manipulando embriones de ratón. Con respecto a la elección de una buena línea consanguínea, la misma debe presentar óvulos resistentes a la manipulación y en el caso de utilizar superovulación, será necesario contar con una línea que responda bien al tratamiento hormonal. Una de las líneas más utilizadas para la producción de ratones transgénicos por microinyección de ADN Existen otras consideraciones de orden genético a la hora de elegir la línea donante de embriones, ya que será el fondo (del inglés background) genético sobre el cual se expresará el transgén. En el caso de poder utilizar embriones consanguíneos (la hembra donante de óvulos y el macho de la misma línea) para la introducción del transgén tendremos como ventaja que los ratones transgénicos serán coisogénicos con respecto a la línea consanguínea y sino se puede proceder a la generación de una línea congénica asistida por marcadores genéticos. La superovulación es una práctica muy útil y extendida entre los laboratorios de producción de transgénicos. Mientras que por acoplamiento natural podemos obtener en el orden de 5- 10 embriones por hembra, por medio de la superovulación podemos aumentar ese número hasta 60 embriones por hembra, reduciendo de esta manera la cantidad de hembras utilizadas.
Transferencia de embriones
Una vez que hemos mantenido los embriones en cultivo (e inyectado el ADN en el pronú- cleo), estamos en condiciones de colocarlos en el tracto reproductivo de una hembra receptora o madre adoptiva (en inglés, foster mother) que ha sido cruzada con un macho estéril, con el fin de que los embriones se desarrollen a término. Las hembras receptoras se anestesian y se exteriorizan los oviductos para proceder con la transferencia. Las consideraciones para elegir este “vientre sustituto” deben involucrar solamente los aspectos reproductivos y no los genéticos, ya que estas hembras no aportarán material genético a los recién nacidos. Las hembras receptoras deben tener un buen funcionamiento reproductivo y un comportamiento maternal adecuado. Otra consideración a la hora de elegir la hembra receptora de los embriones es la posibilidad de que el investigador pueda distinguir (sin genotipar) las crías provenientes del transplante embrionario de posibles crías naturales de esa hembra. Como veremos más adelante, esta preocupación está basada en que la cirugía para producir el macho estéril (vasectomía) puede haber fallado y el macho retiene entonces cierto nivel de fertilización. Esto se soluciona muy fácilmente con la elección de un color de pelaje adecuado. Por ejemplo, si los embriones transplantados son pigmentados, la hembra receptora y el macho vasectomizado deben ser albinos; si los embriones transplantados son albinos, el macho vasectomizado debe ser pigmentado
Inducción de pseudopreñez
La inducción del estado de pseudopreñez es fundamental debido a que los roedores (y muchos mamíferos), a diferencia de los primates, necesitan el estímulo del acto sexual para preparar el tracto reproductivo para la implantación de los embriones. Este estímulo también genera cambios hormonales que alterarán el ciclo estral de la hembra y llevarán la preñez a término. Cuando tiene lugar una estimulación sexual exitosa –pero sin posterior implantación de embriones– se habla de estado de pseudopreñez. Esto es crucial para el éxito del transplante embrionario, de otra forma los embriones transplantados no se implantarán y no habrá desarrollo embrionario. La pseudopreñez se puede lograr por medio del servicio de un macho estéril o a través del uso de aparatos de masturbación, aunque el servicio natural es mucho .
Microinyección de ADN
La microinyección directa de fragmentos de ADN clonado en el pronúcleo de un embrión de 24 horas es el método más utilizado y uno de los más exitosos en la producción de animales transgénicos. Su principal ventaja es la gran eficiencia en generar líneas de animales que expresen el gen deseado de una forma predecible, además de lograr la mayor proporción de integración del transgén a la línea germinal. Sin embargo, esta técnica tiene la limitante de no poder ser utilizada para introducir genes en estadíos más avanzados del desarrollo del embrión y de sólo poder agregar material genético (nunca sustraer o reemplazar). La tecnología de microinyección de ADN nos permite estudiar muchos aspectos de la biología de la rata y el ratón además de la función y regulación de los genes.
Para la realización de los ratones transgénicos es fundamental el uso de células madres ya que con esa técnica es posible provocar casi cualquier cambio en el ADN de los ratones, lo que permite a los científicos establecer el papel que determinados genes desempeñan en el organismo, Capecchi, Smithies y Evans utilizaron este proceso para proseguir sus estudios en campos distintos.
Importancia de usar modelos animales
En gran medida, gracias a la investigación en animales los científicos han descubierto maneras de sanar enfermedades y prolongar la vida humana. Por ejemplo, la creación de vacunas (poliomielitis), el desarrollo de los trasplantes de órganos, las transfusiones de sangre, la diálisis para los pacientes de riñón, técnicas quirúrgicas y de traumatología y el valor terapéutico de las medicinas modernas, que se prueban primero en animales. Esta investigación ha servido también para conocer el funcionamiento de los sistemas orgánicos, debido a que existen semejanzas significativas entre los sistemas fisiológicos de los seres humanos y los de varias especies animales. Mucho de lo que sabemos sobre el sistema inmune se ha obtenido de los estudios con los ratones. La investigación con perros ha proporcionado abundante información sobre el sistema cardiovascular. Nuestras mejores esperanzas para el desarrollo de prevenciones, tratamientos y curas para enfermedades como el Alzheimer, el SIDA y el cáncer incluyen también investigación biomédica utilizando animales.
La transferencia de una enfermedad de un animal a otro se tiene como la forma más confiable de demostrar que una enfermedad es causada por un agente infectivo. Este principio fue demostrado por primera vez en el siglo XIX al inyectar en ratones sangre de vacas infectadas con ántrax. Se demostró que los ratones subsiguientemente desarrollaron la enfermedad. Un ejemplo más reciente lo constituyó el aislamiento del virus de la hepatitis C humano usando chimpancés, a los que se les transfirió la enfermedad por transfusión de sangre. Se logró aislar una proteína viral en la sangre del chimpancé que, reaccionando con anticuerpos de pacientes humanos, sirvió como prueba de diagnóstico.
Para los defensores de animales es esencial saber cuál es la necesidad de usar modelos animales cuando existen métodos alternativos, tales como los modelos matemáticos de simulaciones de computación y los cultivos celulares. Sin embargo, estos procedimientos pueden servir para reducir el número de animales en experimentación, pero no pueden predecir con fiabilidad el efecto de un producto químico en los sistemas de órganos combinados del cuerpo con toda la complejidad requerida; se utilizan para examinar y determinar el potencial tóxico de una sustancia en fases iniciales de investigación, reduciendo así el número total de animales requerido, pero el examen final debe realizarse en un sistema completo y vivo. La más sofisticada tecnología no puede imitar las complicadas interacciones entre células, tejidos y órganos que se dan en humanos y animales. Los científicos deben entender estas interacciones antes de introducir un nuevo tratamiento o sustancia en el organismo humano.
La mayoría de las enfermedades son complejas e involucran interacciones dinámicas entre sistemas moleculares y celulares que influyen el desarrollo del proceso de la enfermedad. Además, los estudios de la patogénesis de las enfermedades en animales son una parte del proceso del conocimiento; generalmente, deben ser complementados con estudios clínicos, epidemiológicos e histológicos en humanos.
Los resultados de la investigación con modelos animales proporcionan información necesaria para diseñar pruebas humanas que también deben completarse para la aprobación legal de nuevos dispositivos, fármacos y procedimientos con carácter terapéutico y de diagnóstico. Es necesario conocer cómo un nuevo fármaco o procedimiento afectará a un sistema biológico completo antes de usarlo en humanos. Esto es crítico, tanto por razones científicas como éticas, para no sobrecargar en exceso al ser humano. Un ejemplo es que muchos de los experimentos que se realizan pueden responderse más rápidamente en animales, ya que se usan modelos con un ciclo reproductivo corto.
En efecto, en los códigos de ética para la investigación biomédica los ensayos con animales es una obligación. Según el Código de Nuremberg, cualquier experimento hecho en seres humanos "debe ser diseñado y basado en los resultados de investigación animal". La Declaración de Helsinki, adoptada en 1964 por la XIII Asamblea Médica Mundial y revisada en cinco ocasiones, cita también que la investigación médica en sujetos humanos "debe estar basada en pruebas de laboratorio adecuadamente realizadas y en experimentación con animales".
El desarrollo de una nueva medicina es un proceso largo y complejo. Las pruebas en animales son parte de la información disponible antes de determinar la seguridad y eficacia en humanos. Una vez que un fármaco candidato ha sido seleccionado se realizan estudios de toxicidad para completar la fase preclínica del proceso de desarrollo de un nuevo medicamento y para cumplir con los requisitos de las regulaciones que obligan a demostrar que una medicina potencial posee un nivel aceptable de seguridad y eficacia. Asimismo, se evalúa la toxicología reproductiva en animales cuando se tiene la intención de administrarla en mujeres en edad reproductiva. La práctica general en las pruebas de toxicidad es inducir extratoxicidad en el animal, con el fin de asegurar que la carencia de efectos no sea debida a defectos en la metodología. Debido a esta estrategia el daño a los animales es parte integral de la prueba y se considera inevitable. Generalmente, en las pruebas de toxicidad se les practica eutanasia al final del experimento. Son estos aspectos de la investigación con animales los que causan mayor preocupación ética.
También se usan modelos animales para estudios de biodisponibilidad o sobre el grado o frecuencia con que una medicina o fármaco es absorbido o se hace disponible en el tejido u órgano del cuerpo después de ser administrado. Los resultados de pruebas en animales se usan en combinación con datos sobre la eficacia de una medicina potencial para decidir si los efectos beneficiosos del tratamiento superan los riesgos de efectos secundarios adversos y para establecer una dosis segura de uso en ensayos clínicos con seres humanos. Pueden indicar también efectos secundarios potenciales que deben monitorearse cuidadosamente.

Importancia del uso de transgénicos como modelos animales de enfermedades humanas en la medicina
En los últimos años, y debido sobre todo al enorme avance en los conocimientos sobre las bases moleculares de las enfermedades, ha surgido la necesidad de disponer de modelos genéticamente definidos, es decir, en los cuales las mutaciones genéticas que predisponen o participan en el desarrollo de la enfermedad puedan ser controladas. Esta necesidad, unida al gran avance en tecnología para la manipulación genética en mamíferos, ha conducido al desarrollo de modelos animales modificados genéticamente, en su mayoría de origen murino, que recapitulan muchos de los procesos que tienen lugar en la patología de las enfermedades humanas, permitiendo estudiar y reproducir los síntomas en formas controladas como nunca había sido posible antes. Ellos proporcionan una visión más adecuada del proceso de la enfermedad y permiten obtener mejores modelos experimentales para desarrollar y ensayar nuevas terapias.
Los modelos animales transgénicos se usan en la investigación de los mecanismos de patogénesis de enfermedades como dispositivos de ensayo de posibles compuestos terapéuticos para su tratamiento y como dispositivos de validación in vivo de tratamientos potenciales. La transferencia de genes recombinantes a estos organismos (transgénesis), dirigidos para que se expresen en ciertos tejidos por medio de promotores específicos, permite generar proteínas recombinantes valiosas para la medicina.
Los organismos transgénicos o genéticamente modificados son aquellos cuyo genoma tiene un gen añadido o alterado en sus células, incluyendo las células germinales. La transferencia de genes se define como la introducción de un fragmento de ADN dentro del genoma huésped con el propósito de que el ADN extraño contribuya a la síntesis de la proteína en el organismo huésped. Estos animales se fabrican usando una construcción transgénica con la secuencia del gen que se piensa introducir. Con técnicas de ADN recombinante y de micromanipulación o transfección, se introducen en la célula blanco para que se inserte este nuevo gen al azar en el genoma celular. Técnicas de modificación genética, entre otras, son las siguientes: 1) de ADN recombinante que utilizan sistemas de vectores apropiados; 2) técnicas que suponen la incorporación directa en un organismo de material genético preparado fuera del organismo incluidas la microinyección, la macroinyección y la microencapsulación, y 3) de hibridación o fusión celular, incluyendo la fusión de protoplastos.
Para producir animales transgénicos usando microinyección se utilizan, generalmente, virus que se inyectan en huevos no fertilizados con genes recombinantes, integrándolos aleatoriamente a los cromosomas del huésped en regiones no predecibles. La expresión de los genes transferidos (transgenes) depende de la función de los sitios de integración. Normalmente, la transferencia del genoma lleva consigo construcciones de genes combinadas artificialmente con fragmentos de ADN consistentes en secuencias reguladoras de codificación de proteínas. La microinyección y transferencia nuclear del ADN, aplicadas para producir animales transgénicos, implican la inyección de varios miles de copias del ADN en el pronúcleo de un cigoto; los cigotos son transferidos a hembras receptoras y los animales nacidos son examinados para comprobar si los genes inyectados se han incorporado a la cadena de ADN. Aunque esta técnica es fiable, es también ineficaz, ya que sólo entre el 1 y el 4% de los cigotos microinyectados son transgénicos.
Recientemente se ha probado en algunos laboratorios un método para transferir genes dirigidos hacia un cierto blanco. Consiste en introducirlos a las células del tronco embrionario y después inyectarlas a un blastocito para obtener animales quiméricos (en los que sólo algunas células portan el gen transferido). Después se cruzan los animales quiméricos y se obtienen ratones transformados con el gen transferido en todas las células.
La generación de transgénicos posibilita la producción de biofarmacias vivas o la construcción de modelos para enfermedades humanas.
Relación de las manipulaciones genéticas en modelos animales con la bioquímica y biotecnología
La bioquímica y biotecnología  intervienen o se relacionan en la  manipulación  genética en modelos animales de distintas maneras ya sea el caso de las enfermedades  que se quieran estudiar. También es posible evaluar las diferencias en el plano molecular entre péptidos y proteínas naturales y los producidos biotecnológicamente. En esta área los ratones transgénicos entregan valiosa información acerca de la toxicología e inmunología de la sustancia en cuestión. Otro aspecto importante dentro de la inmunología es la hipersensibilidad tardía o alergias.
Tras la publicación de la secuencia y el análisis de una variedad de ratón en diciembre de 2002 el ratón se convirtió en el modelo de animal preferido para la mayoría de los experimentos de laboratorio. El potencial de los ratones para la manipulación genética ahora hace que se prefieran estos a las ratas y a otros roedores, tanto en las pruebas de seguridad como en la investigación fundamental. Los ratones genéticamente modificados (GM), transgénicos y knock-out, son ahora valiosas herramientas en la mayoría de los campos de la investigación médica.

El ratón representa un excelente modelo para la enfermedad humana, porque la organización de su DNA y la forma en la que se expresan sus genes son muy similares a las de los seres humanos. Sus sistemas reproductores y nerviosos son como los de los humanos y padecen muchas de las mismas enfermedades, como el cáncer, la diabetes e incluso la ansiedad. La manipulación de sus genes puede llevarlos a desarrollar otras enfermedades que naturalmente no les afectan y, como resultado, la investigación con ratones ha ayudado a comprender tanto la fisiología humana como las causas de la enfermedad.

¿Qué es un ratón transgénico?
Un ratón transgénico es aquel cuyos cromosomas han sido alterados, de forma que sus genes contienen ADN extraño. Estos genes se encuentran en el núcleo de todas las células del cuerpo, por lo que todas las células del ratón contienen el nuevo ADN. El ADN extraño puede proceder de cualquier fuente y puede ser humano, de otro animal o de otro ratón.
El cambio del ADN normalmente hace que las células adquieran una función, como la producción de una nueva proteína. Por ejemplo, algunos ratones transgénicos producen proteínas reconocidas por las células inmunológicas humanas y se pueden utilizar para modelizar determinados aspectos de una enfermedad. En ocasiones el ADN extraño puede significar una pérdida, en lugar de la adquisición, de una función, dado que el nuevo ADN podría interferir en una vía bioquímica o impedir la producción de una determinada proteína. Los ratones transgénicos son modelos útiles para entender cómo los genes regulan los procesos en el cuerpo, porque el efecto que cambia un determinado gen se puede ver en todo el organismo. También se utilizan para estudiar enfermedades humanas que son causadas por 'errores' en la forma en que el organismo produce determinadas proteínas. Por ejemplo, en la hemofilia A, el gen crucial codifica una proteína conocida como factor VIII, necesaria para la coagulación de la sangre.





Uso de los modelos de ratones transgénicos.

Desde hace veinticinco años se ha logrado obtener los primeros ratones transgénicos mediante transferencia génica por inyección directa de ADN exógeno en un cigoto obtenido por fecundación in vitro. A través de uno de los primeros experimentos se obtuvieron ratones transgénicos gigantes, al inyectar en el pronúcleo de un cigoto el gen de la rata que codifica para la hormona del crecimiento. Incluso se obtuvieron también ratones transgénicos gigantes cuando el transgén introducido era el gen humano que codifica para la hormona de crecimiento.
El ratón es el modelo animal más usado en la actualidad para el análisis de enfermedades humanas de origen genético, ya que permite un control adecuado de la base genética del organismo y de las posibles alteraciones genéticas que acompañan el desarrollo de la enfermedad. Por tanto, la importancia de estos modelos es enorme para el estudio in vivo de la función de ciertos genes en el desarrollo de la enfermedad, para la identificación de nuevas moléculas diana y para el ensayo preclínico de nuevas terapias dirigidas a estas moléculas. Su estudio es clave para decidir si una determinada estrategia terapéutica es efectiva o supone riesgos secundarios en la salud de los pacientes.
La obtención de modelos genéticamente controlados permite ensayar la efectividad de diseños experimentales específicos contra moléculas dianas en animales vivos, mejorando la efectividad y disminuyendo la toxicidad respecto de las terapias hasta ahora existentes. Asimismo, se puede estudiar la expresión de genes críticos para cambios celulares que ocasionan el desarrollo y progreso de determinadas enfermedades.
El ratón se puede manipular en línea germinal y es posible inactivar genes de modo dirigido para lograr modelos de enfermedades humanas, sobre todo las que afectan al sistema inmune y al desarrollo embrionario, también para el estudio del cáncer y enfermedades tan frecuentes como la diabetes. Actualmente existen unas 1.000 razas de ratones knock-out (noqueados). Un ratón knock-out es un animal mutante que carece de la expresión específica de un gen, eliminado por mutación dirigida. Se pueden conseguir ratones knock-out insertando aleatoriamente un pequeño trozo de ADN en células madre embrionarias. El ADN inactiva la función del gen donde se inserta y, junto con algunas secuencias adyacentes transcribibles del ratón, suministra un sitio-etiqueta único. Luego se recupera esa etiqueta, de modo que se puede averiguar la identidad del gen inactivado. Por otra parte, en la técnica de células madre embrionarias totipotenciales, necesaria para crear ratones knock-out, las únicas células disponibles –hasta muy recientemente– han sido las de ratón. Si se sustituye un gen normal por otro alterado, con mutaciones específicas, el ratón resultante recibe el nombre de "knock-in".
La manipulación de células madre embrionarias ha llevado a la generación de modelos de ratón mutantes que se asemejan en mucho a trastornos humanos. Ratones knock-out que carecen de proteínas específicas pueden servir como modelos de enfermedades humanas. Uno de los primeros genes blanco para generar un animal knock-out fue el que codifica para el canal del cloro responsable de la fibrosis quística. Estos ratones han sido muy útiles en el estudio de esta enfermedad. Publicaciones recientes indican que los antecedentes genéticos del ratón que lleva el gen mutado influyen en el fenotipo expresado.
Otro de los usos de estos ratones son los estudios toxicológicos: los ratones son modificados genéticamente para incrementar su sensibilidad a alguna enfermedad. Se han producido, por ejemplo, ratones propensos a desarrollar tumores, como el transgénico que expresa el oncogen pim y los deficientes en p53. La detección de eventos tóxicos se mejora introduciendo genes que se activan en presencia de un agente tóxico. Por otro lado, en un ratón pueden introducirse genes humanos que codifican para enzimas o receptores, para "humanizar" una línea de células o tejidos y, por lo tanto, aumentar la predicción de los efectos tóxicos en los humanos. Para estudios de mecanismos de acción, se introducen genes para promover manifestaciones de toxicidad, como los ratones transgénicos que desarrollan neoplasia, denominados "oncoratones", que han llegado a patentarse. En ocasiones, la observación de los cambios en el fenotipo, en ratones modificados genéticamente, puede llevar al descubrimiento inesperado de genes o mecanismos responsables de una enfermedad, con manifestaciones similares en el ser humano. Este fue el caso del gen de la queratina, involucrado en una enfermedad de la piel denominada "epidermólisis bulosa simplex".
Han sido además una herramienta importante para estudiar enfermedades inducidas por el medio ambiente, como el desarrollo del cáncer. La mayor parte de las alteraciones producidas por el medio recaen en mutaciones específicas de tejidos y, finalmente, en la aparición de cáncer. Se sabe que determinados factores ambientales, como ciertos agentes químicos, pueden causar cáncer. Sin embargo, por estudios en modelos experimentales así como por análisis de resultados derivados de seres humanos, se observa un fuerte componente genético de la enfermedad. El componente genético involucra algunos genes que influyen en la susceptibilidad y la progresión del tumor. El proceso es complejo, ya que implica a un número grande de eventos y en ellos hay varios genes involucrados. Esto ha impedido que se conozcan en detalle los mecanismos involucrados en la formación de un tumor.

Como una alternativa, la metodología de los animales transgénicos ha ofrecido la posibilidad de alterar la expresión y la regulación de genes específicos contra un fondo genético constante, abriendo la posibilidad de responder a preguntas sobre el cáncer en el ámbito molecular. Se sabe que una simple mutación genética, por sí sola, no es suficiente para provocar el desarrollo de un tumor, y que se requieren eventos secundarios, tales como la activación o inducción de genes cooperadores, que también juegan un papel esencial en el desarrollo del cáncer. Estas preguntas sólo pueden ser contestadas en el contexto de los animales transgénicos.
Se conocen dos clases de genes que influyen en la formación de un tumor: los supresores de tumor, que actúan en forma negativa para controlar el crecimiento celular, y los oncogenes, que funcionan promoviendo la división celular. Uno de los genes que mejor ha sido estudiado por técnicas transgénicas es el supresor de tumores p53, cuyo producto parece estar involucrado en el mantenimiento de la estabilidad genómica. Aparentemente, p53 actúa como un guardián del genoma e impide que las células se dividan hasta que haya sido reparado cualquier daño del DNA que esté presente en el genoma. En una gran variedad de cánceres humanos las alteraciones genéticas más comúnmente detectadas son mutaciones que inactivan al gen p53 (80% de todos los tumores). Los ratones que portan un transgen mutante, defectuoso de p53, son mucho más susceptibles a la formación de tumores que los animales normales.
Por otro lado, también se han hecho estudios con el uso de ratones portadores de algunos oncogenes con secuencias reguladoras que les permiten expresarse en tejidos específicos. Estos ratones han mostrado ser un modelo valioso para estudiar tanto los aspectos genéticos y epigenéticos del desarrollo de neoplasias como tumores malignos. Se pueden investigar las diferentes fases, desde la transformación hiperproliferativa a la invasiva y metastático, estudiando mutaciones en genes específicos.
Los ratones transgénicos son también útiles como biosensores, tanto para el estudio de compuestos químicos y drogas que tengan potencial promotor de tumores (carcinógenos) como para moléculas supresoras de tumores. Se han generado ratones que carecen de uno o ambos alelos de genes supresores de tumores (para evaluar la función normal de estos genes in vivo), altamente susceptibles al desarrollo de tumores. La iniciación del desarrollo de un tumor gonadal en ratones que carecen de las copias del gen alfa-inhibina demuestra que este ensayo también es útil para identificar nuevos genes supresores de tumor.
Han probado ser útiles como modelos animales para realizar estudios de prevención de cáncer y terapia en varios estados de progresión de la enfermedad. Simulan en muchas formas el inicio y progresión del cáncer en los seres humanos, permitiendo que se realicen observaciones sobre los efectos de agentes quimiopreventivos y terapéuticos en varios estados de desarrollo de la enfermedad.
Los ratones transgénicos y knock-outs han servido también para el estudio del sistema inmune y las enfermedades que lo afectan. Entre los resultados obtenidos está el avance en el entendimiento de la tolerancia y la autoinmunidad. Se han desarrollado ratones que sirven como modelo de investigación del lupus eritematoso sistémico y de un gran número de enfermedades autoinmunes: articulaciones periféricas y vertebrales, tracto genital masculino, piel, uñas y corazón. En la actualidad se están desarrollando modelos transgénicos para estudiar la autoinmunidad inducida por productos químicos y biológicos exógenos. Asimismo, se ha estudiado el efecto que tiene la sobreexpresión o eliminación de los mediadores del sistema inmune, como son las interleucinas y los factores de crecimiento. Esto es particularmente importante para evaluar el efecto que tienen las citosinas en el ser humano y su uso como inmunomoduladores. Los modelos animales proporcionan información sobre la toxicología de estas sustancias, ayudándonos a entender su mecanismo de acción y a regular sus efectos inmunotóxicos. Por otro lado, nos permiten evaluar la diferencia entre la administración exógena de estos inmunomoduladores y su producción endógena en animales transgénicos.



CONCLUSION
Cada uno de estos investigadores aporto en este trabajo de forma individual ya que no estuvieron en un mismo laboratorio, Mario Capecchi aporto con sus conocimientos sobre genética molecular y su investigación sobre el análisis de la genética molecular en ratones, Martin Evans aporto con sus conocimientos sobre células madres y su experimento sobre como aislar las células madres de embriones de ratones sanos y Oliver Smithies aporto con su descubrimiento de electroforesis en gel de almidón y de la tecnología Knockout que ha permitido desactivar a elección de los científicos diversos genes en ratones y avanzar en el conocimiento de varias enfermedades humanas.
El trabajo surge a partir de que tenían la necesidad, interés de estudiar la evolución y desarrollo de las enfermedades, usando los ratones ya que su organización de  ADN y la forma en la que se expresan sus genes son muy similares a los de los seres humanos.
Este acontecimiento es muy importante ya que los modelos de animales transgénicos se usan en la investigación de los mecanismos de patogénesis de enfermedades como dispositivos de ensayo posibles compuestos terapéuticos para su tratamiento y como dispositivos de validación in vivo de tratamientos potenciales y también se utilizan para el análisis de enfermedades humanas de origen genético, etc.
La relación que existe entre la bioquímica y la biotecnología en este experimento es que se estudian las estructuras, composición, función de estos genes así como también  su comportamiento y evolución ya que mediante varios estudios analíticos se pueden aplicar para posibles tratamientos de enfermedades su control y como evitarlos en un futuro.

Referencias bibliográficas
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http://www.animalresearch.info/es/el-diseno-de-la-investigacion/animales-de-investigacion/el-raton-gm/#ref-3

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